Una de las cosas para las que un emprendedor debe estar preparado siempre es al desánimo, yo lo definiría como esa sensación de estar siempre preguntandose lo mismo, ¿estaré haciendo lo correcto?, ¿no estaré haciendo algo mal?, ¿estarán riendose/aprovechandose de mi sin yo saberlo?, añadidos al tradicional ¿cuanto tengo pendiente de facturar?, ¿cuando entra en caja?, ¿como va mi linea de credito?, ¿he pagado ya las nominas, y el IVA?.
En fin, son expresiones de la incertumbre que a veces me rondan la cabeza cuando tengo la autoestima un poco baja. Hoy me he tirado 12hr en la oficina, y una vez más he visto como hay dos clases de personas, los que se implican y los que trabajan ahi como podrían trabajar en otro lado.
Realmente me debería rodear únicamente de gente con pasión, pero eso que dicen los libros y los conferenciantes de todo tipo cuesta mucho, mucho dinero. Y realmente, si ya tuviera mucho dinero se me ocurren mil formas de hacer todo tipo de mejoras y progresos, el problema es HACER _SIN_ TENER. Que graciosos son los enteradillos que a todo tienen solución, decenas de hojas de propuestas en las que tienen cientos de ideas brillantes, complejas y sesudas que al final empiezan muchas veces la casa por el tejado, porque motivar a una persona teniendo todo al alcance (tiempo, dinero, recursos) tiene muchas soluciones, motivar a una persona no teniendo ni tiempo, ni dinero ni recursos, exige mucho más de eso que no tienes.
Como le decía ayer a un buen amigo: La pasión se contagia, pero tambien el desánimo y la pereza. Hace tiempo me dijeron en un seminario que hay personas venenosas que contaminan un equipo, y lo creo, pero añado, que hay muchos tipos de venenos, lentos y rápidos. Incoloros e inodoros. Todo un peligro!.
Afortunadamente son tiempos de cambio, y los cambios para mi siempre son buenos. Moveremos ficha, moveré sus culos de sus sillas, y puede que juguemos a otro juego.
jueves, 5 de febrero de 2009
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